Las armas no matan... pero una bien empleada, puede salvar vidas; es la realidad aunque no nos guste.

A propósito del terrible suceso de Orlando, en diversos medios y en las redes sociales, están surgiendo voces de "entendidos" que satanizan las armas de fuego y piden que aquí en el Perú, se prohíba totalmente su venta a civiles. 

Este tipo de "invocaciones" me parecen posturas muy irresponsables de gente oportunista (pacifistas, desarmistas, supuestos defensores de los derechos humanos, gente que simplemente no sabe del tema) que por un lado proclama el respeto por la vida (de los delincuentes) pero no toma en cuenta el legítimo, constitucional y fundamental derecho que tenemos los ciudadanos (usualmente, las víctimas) a defendernos incluso haciendo uso de... pistolas, revólveres, etc.    

Las autoridades por su parte aprovechando cualquier pantalla (y contando inexplicablemente con muy buena resonancia en medios de comunicación cuando de justificar su ineficiencia se trata) sostienen que: 

a) el rol de brindar seguridad y protección a la población es, por mandato constitucional, exclusivo de la policía (incluso entrando en conflicto con iniciativas de algunos gobiernos locales que han decidido dotar a sus equipos de serenos con armas no letales)

b) la mayoría de armas con las que se cometen crímenes provienen de los civiles, quienes las adquirieron legalmente (¡como si un delincuente va a comprar un revólver en una armería y luego con su factura y documentos en mano, va a ir a la SUCAMEC a cumplir con toda la tramitología que exige la ley para, posteriormente, salir a robar o matar a mano armada!) y 

c) los civiles no debemos tener armas (porque para eso está la policía)

con lo cual lo único que se hace es transmitir al delincuente el mensaje "trabaje tranquilo" mientras al ciudadano honesto se le dice "nosotros por Ley lo debemos defender pero, si no podemos atender su emergencia, déjese robar".

Al delincuente se le dice "trabaje tranquilo" mientras al ciudadano honesto, a las víctimas se les aconseja dejarse robar.

Todos los días hay gente que es atacada, asaltada, secuestrada, herida o asesinada. Todos los días la ciudadanía es víctima, y más allá del discurso político, las justificaciones o la cobertura, no se hace nada concreto o efectivo para reducir la criminalidad: las autoridades (con su ineficiencia), los medios de comunicación (con el tratamiento superficial de la criminalidad, sin observar asuntos de fondo y sobre todo, sin cuestionar a las autoridades) y los pacifistas-desarmistas (con sus irresponsables discursos) son cómplices de lo que sucede.

Es indignante que cuando se trata del asunto de la defensa personal-familiar-patrimonial, se invoquen los derechos humanos, se citen casos como los ocurridos en Orlando y se presenten cifras de respaldo (que deberían ser minuciosamente revisadas y validadas) para pedir la restricción total de la venta de armas a los civiles en nuestro país. 

Fuente: Estadísticas de Seguridad Ciudadana, Julio - Diciembre 2015. Informe Técnico INEI Marzo 2016

Se debe marcar una diferencia nítida entre quienes hacen un correcto uso de las armas de fuego y quienes hacen lo contrario; dicho de otra forma: no se debe igualar a quienes son usuarios legales de las mismas con quienes portan armas para cometer asaltos, extorsiones, secuestros o asesinatos. 
También se debe crear una cultura defensiva y evitar caer en la satanización, la desinformación o la mala información porque las armas no matan por sí solas (pues son cosas, objetos inanimados), son los delincuentes los que usan armas para matar. 

Hace poco se produjo un hecho que debería ser paradigmático: un grupo de hampones armados y con el rostro cubierto por cascos de motociclista, entró a un restaurante en Chorrillos y tomó por asalto a los clientes del local pero fueron repelidos por un ciudadano extranjero que legalmente portaba un arma de fuego, quien usándola de forma correcta, mató a un delincuente, puso en fuga a los cómplices y no sólo protegió su vida sino también salvó a las demás personas que, de no haber sido por él, hubieran terminado siendo víctimas o simples estadísticas de lo que las autoridades denominan "percepción de inseguridad": lamentable ejemplo de quien obró mal frente a quien sí hizo lo correcto y paradójico, que una persona pudiera a salvar vidas empuñando un arma.

Tomemos conciencia: no seamos "loritos" repitiendo sin ton ni son, argumentos que sólo favorecen a los delincuentes.  


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