"CUANDO VINIERON A LLEVARSE A LOS COMUNISTAS GUARDÉ SILENCIO, PORQUE YO NO ERA COMUNISTA. CUANDO ENCARCELARON A LOS SOCIALDEMÓCRATAS GUARDÉ SILENCIO, PORQUE YO NO ERA SOCIALDEMÓCRATA. CUANDO VINIERON A LLEVARSE A LOS JUDÍOS NO PROTESTÉ, PORQUE YO NO ERA JUDÍO. CUANDO VINIERON A BUSCARME, NO HABÍA NADIE MÁS QUE PUDIERA PROTESTAR".

El anterior es un extracto de  “Cuando los nazis vinieron” que a su vez, es parte del sermón “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?”, pronunciado durante la Semana Santa de 1946 por Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller (ex comandante de submarinos alemanes durante la Primera Guerra Mundial, luego convertido al pacifismo y después encarcelado en el campo de concentración de Sachsenhausen; posteriormente teólogo y pastor).  

Un día como hoy hace 77 años, a las 4:26 de la madrugada se inició la Segunda Guerra Mundial: conflicto que se llevó más de 45 millones de almas, de las cuales más de 25 millones correspondían a personas civiles que no estaban directamente enfrentadas en los campos de batalla: más de 45 millones de muertos como consecuencia de un conflicto iniciado por un demente vendedor de grandiosas promesas que arrastró a medio planeta hacia el desastre.

¿Y cómo un maniático como Hitler logró semejante proeza?, ¿cómo logró imponer sus ideas sobre todo un país... sobre uno de los pueblos -supuestamente- más cultos, eficientes y técnicamente más avanzados?.

Primero se aprovechó del fracaso, la miseria y el hambre de la nación alemana luego de la Primera Guerra. Hizo política con promesas de bienestar y de resurgimiento después de la crisis; fomentó la desunión creando enemigos internos (señaló a todos los que pensaban diferente, luego a todos los que eran étnica, cultural y hasta biológicamente distintos) y los hizo culpables de todas las desgracias ocurridas. Impuso el miedo empleando gorilas armados con cachiporras, luego tropas con ametralladoras o gas. Los silenció, privó de sus derechos y después llegó el hostigamiento, el despojo de sus posesiones, la persecución y finalmente el asesinato. 

¡Y funcionó! porque toda una nación calló por temor, indiferencia o simplemente porque ese nuevo orden los beneficiaba o porque dicho discurso político colmaba sus expectativas de grandeza.

Lo logró también gracias a un efectivo control de las comunicaciones: suprimió los medios de expresión opositores; exagerando los logros y negando las malas noticias o inventando otras como distracción: llenando la mente de las personas con sensacionalismo, noticias de choque, suprimiendo cualquier posible cuestionamiento sobre la realidad reduciendo el ejercicio intelectual a la simple repetición de ideas falaces, deliberadamente prefabricadas y direccionadas (pensamiento-rebaño); diseñando y empleando "propaganda para brutos":

“Toda propaganda deberá ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño habrá de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. Joseph Goebbels, 1933. 

Luego, a pesar de la aparente grandeza y supremacía alcanzadas inicialmente por los germanos, todo fue tragedia y aunque son hechos del pasado y ocurridos en un lugar lejano, no debemos olvidar que nuestra historia reciente registra hechos muy similares cuando de sufrir las consecuencias del totalitarismo se trata. 

Por eso los ciudadanos debemos estar siempre atentos y nunca dormidos ante la amenaza totalitaria sea de derecha izquierda o centro; por eso nunca debemos transigir, ceder, ser cómplices de gobiernos abusivos aunque estos regalen dinero a manos llenas o aunque nos pretendan tapar ojos y boca con sucias dádivas: la democracia (nuestra democracia) puede no ser perfecta, pero es lo único que tenemos (nos guste o no) y debemos cuidarla denunciando y desterrando cualquier otra forma de sistema que ponga en riesgo el ejercicio de nuestros derechos o recorte nuestra libertad, aunque en ese intento se proclame desarrollo, paz o lo que sea. No debemos ser indiferentes, apáticos, ni debemos callar aunque la manipulación mediática nos haga creer lo contrario. 

"Bandoneón, bandoneón… me jode confesarlo, pero la vida es también un bandoneón. Hay quien sostiene que lo toca Dios pero yo estoy seguro que es apenas un aprendíz el que lo toca y nos estira en un solo ademán purísimo, luego nos reduce a casi nada, nos arranca confesiones, quejas y clamores, vértebras y esperanzas que van y vuelven como hijos pródigos; bandoneón… bandoneón”. (Mario Benedetti)

Un día como hoy se inició la Segunda Guerra Mundial pero ¿a quién le puede interesar eso que, aparte de ser aburrido, no genera ni medio punto de rating en los medios?. ¡Mejor que recordar 45 millones de fallecidos es hablar o llorar hipócritamente sobre la muerte de Juan Gabriel!: además de más cool es mediáticamente más rentable. Pero no importa.

Desde esta página se rinde un modestísimo homenaje a todas las familias destruidas y a los millones de civiles que sufrieron persecución, prisión y martirio durante el conflicto; a quienes lograron sobrevivir; a quienes llegaron a este continente escapando de la muerte y echaron raíces en estas nuevas tierras; a quienes intentaron olvidar la pesadilla y tal vez nunca lo lograron. 

A mi abuelo… que no tenía nada de argentino (por si acaso) pero amaba disfrutar de la música tanto como yo: "Mano a mano" de Hugo Díaz.